martes, 27 de marzo de 2007

el cid en la reconquista



La tradición ha hecho del Cid (nombre dado por los árabes, sidi=señor), Rodrigo Díaz de Vivar, el héroe máximo de la Reconquista, inmortalizado en el primer poema épico de la lengua castellana. Sin embargo el valor material de su conquista fue efímero. El reino moro de Valencia conquistado por él (1099) se perdió poco después de su muerte ante el ataque almorávide. Pero él fue el primer jefe cristiano que tuvo una amplia visión histórica de la Reconquista como empresa nacional, con la cual identifica su ambición personal y a la cual servirá como campeón fiel y disciplinado. Él señaló con el ejemplo el carácter que debía tener esa empresa para su éxito definitivo. En lugar de incursiones periódicas por territorio enemigo para imponerle vasallaje y tributo, y luego retirarse, como ambos lados venían haciendo, el Cid muestra la necesidad de lanzarse a una conquista permanente, empezando por Valencia para separar los reinos árabes del norte y del sur. Claro que las cincunstancias contribuyeron a imponer esa nueva visión militar al Cid. Desterrado de Castilla por el rey Alfonso VI, el Cid se ve forzado a ganarse el pan en tierra musulmana hasta conquistar el reino de Valencia y convertirse en uno de los más poderosos magnates de la época. Pero a ese motivo práctico de ganar riquezas, se une el ideal patriótico de servir a la causa de la Reconquista y al engrandecimiento de Castilla, por lo que se mantiene siempre leal al rey que injustamente le desterró, aunque fácil le hubiera sido proclamarse rey independiente en Valencia. Al mismo tiempo, su propósito no fue exterminar a los árabes sino someterlos y utilizarlos, reflejando con ello la actitud típica de ambos contendientes en esta lucha multisecular. Es la misma actitud que hacía a su rey Alfonso titularse con orgullo “Emperador de las dos religiones”.

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